
Cuando un hobby de adolescentes se te enquista llegados a los 40 empiezan a surgir algunos problemas: cuando vas a un salon manga por ejemplo, me da hasta cosa hacer fotos a las chicas con cosplay por ese temor de que me tomen por un pedofilo, o verte rodeado de tanto neofag otaku abandonados de la mano del rexona con la cabeza llena de pajaritos...