viernes, 3 de julio de 2015

Metrópoli Gijón y realidad virtual

Bueno, bueno, con todo esto del calor y del verano estamos un poco sosainas y vagos para escribir, sí... pero hay un razón para que no lo hagamos y es que, ¡hemos estado jugando un montón! Más o menos. Así que no desesperéis pues después de esta entrada que os traigo todo se anima en dos segundillos.


Ayer tuve la oportunidad de acudir a la feria de videojuegos y frikismo general de Metrópolis en Gijón. Si ya habéis acudido a comicons y eventos similares no será nada muy distinto. Recinto gigante con entrada de 1,50€, puestos de comida, conciertos, puestos de venta, salas de videojuegos y juegos de mesa y alguna que otra proyección. Procederé entonces a contaros mi experiencia:


Oculus Rift, a mí no, bicho

En la zona de juegos había recreativas, ordenadores, videoconsolas, un puestillo y... oh, sorpresa, esas famosas gafas para que pruebes su experiencia al módico precio de 1 euro el minuto. Iba a pasar de largo, pero mi grupillo se paró por ellas y pensé que no se puede hablar de algo que no se conoce.

Realmente no se jugaba, no había ninguna forma de control, se trataba solo de una cinemática en la que bajabas por una montaña rusa en primera persona. Empecemos por que yo no puedo con las atracciones. Ver la imagen de una en un televisor obviamente me da igual, pero con las gafas fue algo muy distinto y al poco tiempo y según agarraba velocidad ya me empezó a entrar el pánico. Por detrás está una chica como parte de la experiencia, sujetándote para que no te caigas. Yo no sé si me tambaleé o qué, pero ya había visto a varias personas por delante flaquearle las piernas e irse hacia atrás. Aún sin sonido perdías por completo el sentido del equilibrio y engañaban a tu cerebro de una forma que no me agradó nada.

Después de quitárnoslas tanto mis amigos como yo estuvimos mareados un rato, al igual que otros tanto que las probaron en youtube y terminaron vomitando, aunque lo nuestro fue solo un minuto. No sé qué efectos pueden llegar a tener a largo plazo, ni en la vista ni en la cabeza (llamarme exagerada o lo que queráis). Conclusión, yo no quiero esas cosas para sumergirme más en un juego, a mí dadme un mando con forma fálica para aporrearlo cual espada como en el Zelda Skyward Sword y ya seré feliz.


Peluches, acero y kawai desu

Esos peluches horribles que nunca faltan.
El ambiente era variopinto, había gente de todas las edades: niños rata, adolescentes kawai desu (sí, ya en la cola lo escuché) y gente más mayor. Algunos parecía que solo habían ido allí a por el papeo, aunque otros estaban bien metidos en su papel de cosplay. Había lo típico, chicos que ni tú que te has pasado horas y horas de animes sabes de qué van vestidos, una camiseta de pikachu, un sombrero de Luffy y una con traje de criada... Aunque también había algún que otro señor con aspecto currado, como el de abajo.


La mercancía que por allí se movía era el mítico merchandising chino que puedes comprar en ebay, salvando casos bastante bonitos como algunos dibujantes que estaban por ahí vendiendo laminillas bastante baratas. Al contrario que los carteles de este puesto.

¡Cuidado que se acaban!
También había artistas de otro tipo que hacían sus propias figuras con otros materiales o los míticos cositos con forma de pixel que nunca sabré cómo se llaman.

Lo de abajo era de la princesa Mononoke :3

Tambien había un puesto de espadas, por si te entra la vena psicótica o la de necesitar muy juertemente ser como un personaje ficticio, como Jon Snow.


Terminando con las chorradas, pude vislumbrar en un puesto una funda de almohada si no me equivoco, muy propio de los japoneses. Por si hay algún gijonés solitario.




La búsqueda de videojuegos

Pero qué barato está el Zelda...
Había muy pocos puestos que estuvieran vendiendo videojuegos de por sí y eran caros de narices. Sin duda los frikis son los peores para este tipo de cosas. Un Final Fantasy de la PS1 por 40 euros. Es ver eso y salir espantado. Tenían montañas de videojuegos, sobre todo de PS2, pero era imposible comprar allí. La única ventaja de esos sitios era que tenían alguna edición en japonés de juegos de Game Boy sobretodo, de muchos que no habrán salido en nuestro país, por lo que no es mal sitio si buscar alguna cosilla así.



Cálico Electrónico y Capa caída


La programación en sí del día de ayer no tenía nada especialmente interesante, ya saben qué tipo de cosas hay allí, que si concursos de tal jueguito o exhibición de cosplays. Sin embargo, a último hora venía el creador de Cálico Electrónico a exponer su último capítulo y presentar una nueva serie llamada Súper Épico que aún no ha estrenado. Ese último capítulo lo podéis ver en su web, y la nueva imagino que estará pronto disponible. Sus capítulos duran apenas 3 minutillos o así y se trata de la lucha del protagonista contra distintos cameos, como Sonic o Lara Croft. También contó un poco sobre los inicios de Cálico, si queréis ya lo pongo en los comentarios sino nah.

Nico es el del medio.
Al final de lo poco que abrieron la boca el resto y casi sin previo aviso nos pusieron una película, Capa Caída. Hablaban de ella diciendo que si se convertiría en una peli mítica o algo así... Se trata de la vida de Manolito Expósito, un huérfano con superpoderes que se convirtio en el superhéroe Magno y nos salvó de Franco, la Segunda Guerra Mundial y a saber qué más. Sin embargo después de todo eso le empezaron a usar para anuncios y le acusaron de pederasta (pues llevaba a un Robin de compañero). Con ello todo el mundo se olvidó de él y los que sí le recordaban no lo hacían con gusto. Un drama con toques de comedia grabado a modo de documental y con un final que no me gustó nada. Tiene sus puntos, pero es demasiado larga, hora y media y muchos altibajos.



En fin ese fue mi día... y sí, he abierto la compuerta para hablar de algo más que de videojuegos, chan, chaaan, CHAAAN.